segunda meditación de descartes explicación

Your email address will not be published. En aquest punt Descartes introdueix l’exemple del tros de cera, quelcom que fa referència a allò més sensible i allunyat, per tal de mostrar que tot el que podem dir o pensar del més sensible pressuposa el res cogitans, la nostra existència. También nos ha parecido oportuno que preceda al texto de las dos meditaciones el resumen que Descartes coloca al comienzo del texto de las Meditaciones metafísicas (1641). Además de eso, consideraba que me alimentaba, que caminaba, que sentía y que pensaba, y atribuía todas esas acciones al alma; pero no me detenía, en absoluto, a pensar lo que era este alma, o bien, si lo hacía, imaginaba que era alguna cosa extremadamente rara y sutil, como un viento, una llama o un aire muy dilatado, que penetraba y se extendía por mis partes más groseras. 358. Año académico. Pasemos, pues, a los atributos del alma, y veamos si hay algunos que estén en mí. Otro tanto ocurrirá con la indentificación de los objetos particulares por sus características comunes con el objeto abstracto: sólo mediante el entendimiento se podrá ejercitar. Segunda meditación. En fin, yo soy el mismo que siente, es decir, que recibe y conoce las cosas como por los órganos de los sentidos, ya que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. ¿Pero por qué no iban a pertenecerle? Por tanto, la percepción de los objetos no se realiza a través de los “sentidos externos”, ni tampoco de la imaginación (puesto que, siendo infinitos los cambios a los que pueden estar sometidos los cuerpos, también ésta habría de ser infinita para poder abarcarlos a todos), sino solamente en virtud del entendimiento. No obstante, me esforzaré y seguiré, sin desviarme, el mismo camino por el que había transitado ayer, alejándome de todo aquello en lo que pudiera imaginar la menor duda, al igual que haría si supiese que es absolutamente falso; y continuaré siempre por este camino hasta que encuentre algo cierto o, por lo menos, si no puedo hacer otra cosa, hasta que haya comprendido con certeza que no hay nada cierto en el mundo. 06- Kant, La Ilustracion (Resumen) reporte de lectura de descartes. Ahora bien, es muy cierto que esta noción y conocimiento de mí mismo, considerada precisamente así, no depende en absoluto de las cosas cuya existencia todavía no me es conocida; ni, en consecuencia, con mayor motivo, de las que son fingidas e inventadas por la imaginación. En este aspecto, como se decía, es especialmente interesante la experiencia del propio Descartes, quien, educado en un colegio regentado por los jesuitas, lo abandonó a los dieciséis años, para no estudiar otra ciencia que “aquella que puede encontrar en mí mismo, o bien en el gran libro del mundo”, según sus palabras. La cera puede cambiar de forma pero mediante la razón sabemos que no cambia. Para Mariana Acevedo, esta introducción, demuestra que Descartes está realizando Empecemos por la consideración de las cosas más comunes, y que creemos comprender más distintamente, a saber, los cuerpos que tocamos y vemos. Ciertamente no es poco, si todas esas cosas pertenecen a mi naturaleza. No es necesario que me detenga a enumerarlas. Dudo, sin embargo, pues ¿qué se sigue de ello? Ejercicio 1, sobre la Primera meditación de las Meditaciones metafísicas de Descartes, consistente en realizar un breve análisis de la Primera Meditación, en el que se destaquen la justificación y el uso que hace Descartes de la duda. Sólo el entendimiento es capaz de captar la esencia y la identidad de las cosas. Pero ¿puede ocurrir que todas esas cosas que supongo que no son nada, porque me son desconocidas, no sean en efecto distintas de mi, que conozco? Para encontrar algo 100% fiable, Descartes busca entre las funciones del alma, pues las tareas que necesitan del cuerpo no pueden afirmarse puesto que no podemos demostrar la existencia de tal cuerpo. de Descartes que sean pertinentes, aunque no aparezcan explícitamente en el texto). Pues ¿qué había en esta primera percepción que fuese distinto y evidente, y que no pudiera caer del mismo modo bajo el sentido de cualquier animal? PRINCIPALES CIENTÍFICOS DEL SIGLO XVII Y XVIII Y SUS APORTACIONES O INVENTOS. Pero hay un no se quién engañador, muy poderoso y muy astuto, que emplea toda su industria en que me engañe siempre. Pero he aquí que otra de las funciones del alma es el pensamiento, y en él encuentra el filósofo no sólo la única premisa para inferir su propia existencia, como quedó demostrado antes, sino también la única característica segura de su condición humana: el hombre, manteniéndonos siempre en el territorio de la primera persona, queda así definido como “una cosa que piensa, una razón, un espíritu”; las operaciones de éste serán tales como dudar, entender, afirmar, negar, querer, no querer, imaginar y sentir. La duda cartesiana comprende dos momentos distintos: (1) el reconocimiento del carácter incierto y problemático de los conocimientos a los cuales se refiere; y (2) la decisión de suspender el asentimiento a tales conocimientos y considerarlos como falsos. Hay que aclarar, como hace Abbagnano, que este segundo momento de suspensión del juicio o epojé se refiere a la existencia y no a la esencia de las cosas. Igualmente, si pienso que la cera existe porque la toco, se volverá a seguir la misma cosa, a saber, que yo soy; y si lo considero así porque mi imaginación me persuade de ello, o por cualquier otra causa que sea, concluiré siempre la misma cosa. Sexta meditación Recopilación de las anteriores Dualismo cartesiano Emociones dependen del cuerpo Quinta meditación Existencia de Dios basado en razonamientos matemáticos. ¿Qué es, pues, lo que he creído ser antes? Esta explicación de la vitalidad espiritual del hombre es inseparable de la meditación de la libertad. Dios. Save my name, email, and website in this browser for the next time I comment. © 2001 - document.write(new Date().getFullYear()); webdianoia.com. La segunda meditación contiene el argumento de Descartes sobre la certeza de la propia existencia, incluso ante la duda de todo lo demás: Me he convencido de que no hay nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni mente, ni cuerpo. En esta última meditación se une todo lo adquirido en las anteriores para definir finalmente el dualismo cartesiano. Y lo bueno de eso es que además el COMENTARIO DE TEXTO DE DESCARTES es bastante sencillo, hace referencia a la OBTENCIÓN DEL PIENSO LUEGO EXISTO (1ª verdad filosófica) A PARTIR DE LA APLICACIÓN DE LA DUDA METÓDICA. Descartes piensa que el hombre a través de la “res extensa” (cuerpo) tiene percepciones y sentimientos. Sobre esto seguiremos hablando. Publicado em 17 de maio de 2011 por Kleber Marin. Y tengo también ciertamente el poder de imaginar, ya que, aunque pueda ocurrir (como he supuesto anteriormente) que las cosas que imagino no sean verdaderas, este poder de imaginar no deja de estar realmente en mí, no obstante, y forma parte de mi pensamiento. No: si hay algo de lo que esté realmente convencido es de mi propia existencia. Por otra parte, la sustancia extensa no posee todas las cualidades que percibimos en ella; la magnitud, la figura, el movimiento, la situación, la duración, el número, son sin duda cualidades propias, pero no lo son el color, el olor, el sabor, el sonido, etc. Required fields are marked *. No ciertamente, ya que tendría que investigar después lo que es un animal y lo que es racional y así, de una sola cuestión, caeríamos irremisiblemente en una infinidad de otras más difíciles y embarazosas, y no quisiera malgastar el poco tiempo y el ocio que me queda empleándolos en desembrollar semejantes sutilezas. En esta concepción es observable nuevamente una fuerte influencia estoica. La afirmación del “yo existo” será verdadera siempre que la conciba en mi espíritu, y sólo sobre esa certeza originaria puede fundarse cualquier otro conocimiento. ¿No sigo siendo yo ese mismo que duda de casi todo, aunque entiende y concibe algunas cosas, que asegura y afirma que sólo estas son verdaderas, que niega todas las demás, que quiere y desea conocer más, que no quiere ser engañado, que imagina otras muchas cosas, a veces incluso a pesar de lo que tenga, y que siente muchas otras, como por medio de los órganos del cuerpo? – HIDALGO, Alberto, y otros: Historia de la Filosofía C.O.U., pgs. En ambos casos seguimos la traducción de Manuel García Morente. "Soy, existo": esto es cierto; pero ¿durante cuanto tiempo? Es más bien en las academias, cuyo origen se encuentra en las asociaciones intelectuales del Renacimiento, donde recae el trabajo de investigación libre. Aflojémosle, pues, un poco más las riendas, a fin de que, volviendo a tirar de ellas suave y adecuadamente, podamos regularla y conducirla más fácilmente. ¿Y qué más? Tal título nos da ya una idea de los problemas que el autor planteará y las cuestiones que se desarrollarán a lo largo de este texto. Descartes se da cuenta de que puede llegar a dudar de todas la opiniones que ha recibido, y acoge ese rechazo como necesaria destrucción de prejuicios y condición al conocimiento de la verdad. Descartes distingue en el alma acciones y pasiones, dependiento las primeras de la voluntad y siendo las segundas involuntarias. ¿Puedo estar seguro de tener la menor de todas esas cosas que acabo de atribuir a la naturaleza corporal? Giovanni Reale y Dario Antiseri - Historia del pensamiento filosófico y científico Tomo segundo. [Meditationes de prima philosophia]. Pero ¿qué es un hombre? Pero he aquí que, mientras hablo, lo acercamos al fuego: lo que quedaba de su sabor desaparece, el olor se desvanece, su color cambia, pierde su figura, aumenta su tamaño, se licúa, se calienta, apenas podemos tocarlo y, aunque lo golpeemos, no producirá ningún sonido. Descartes sigue un paradigma mecanicista: del universo quedan excluidas toda fuerza animada y toda causa final, siendo las plantas, los animales y el cuerpo humano puros mecanismos. ¿No me conozco a mí mismo, no sólo con tanta verdad y certeza sino aún con mucha más distinción y claridad? Sería ridículo, ciertamente, poner esto en duda. Una vez destruidos todos los conocimientos que había adquirido durante su vida, busca volverlos a reconstruir mediante un patrón fiable y de mucha más solidez. Un abrazo RESUMEN DE LAS … Ciertamente no queda nada sino algo extenso, flexible y mutable. Demostrada la existencia de Dios, Descartes hace lo propio con la sustancia o realidad extensa (los cuerpos). Meditación segunda. Trabajo elaborado para la asignatura de Historia de la filosofía de COU. Creo que ya has podido notar que en esta segunda meditación, Descartes utiliza de manera confusa una serie de conceptos. Según la versión de josé maría fouce, para "La Filosofía en el Bachillerato". Ahora bien, si la noción o el conocimiento de la cera parece ser más claro y más distinto después de haber sido descubierta no sólo por la vista o por el tacto, sino también por muchas otras cosas ¿con cuanta mayor evidencia, distinción y claridad, debo conocerme a mí mismo, puesto que todas las razones que sirven para conocer la naturaleza de la cera, o de cualquier otro cuerpo, prueban mucho más fácilmente y más evidentemente la naturaleza de mi mente? Pero veo lo que ocurre: mi mente se complace en extraviarse y aún no puede mantenerse en los justos límites de la verdad. Bueno introduce el concepto de inversión teológica para designar este proceso: “el hombre ocupa el lugar de Dios y se instala en el centro del universo con la seguridad y autonomía que le proporcionan las ciencias positivas”. De todas las características citadas de cuerpo y alma ninguna, observa Descartes, es inmune a la duda. ¿La misma cera permanece tras este cambio? De ello se ocupa en la meditación segunda, la más importante de las seis: ... Esto sólo era el precalentamiento. Comentario De Texto Descartes2000 2001 1. En fin, todas las cosas que pueden distintamente permitirnos conocer un cuerpo se encuentran en él. Por donde empiezo a conocer lo que soy con un poco más de claridad y distinción que anteriormente. Alcanzada la certidumbre de la existencia del espíritu como realmente distinto de toda posible realidad corpórea, se puede examinar de dónde derivan todas las impresiones y facultades. ¿Hay alguno de esos atributos que pueda ser distinguido de mi pensamiento, o del que se pueda decir que está separado de mí mismo? Se sigue la traducción francesa de 1647, del duque de Luynes, que fue revisada y corregida por Descartes, quien introdujo variaciones sobre su propia versión latina de París de 1641, "para aclarar su propio pensamiento", según el testimonio de Baillet, biógrafo de Descartes. Este Dios, como notará Pascal, no tiene nada que ver con el Dios cristiano: el dios cartesiano es simplemente el autor de las verdades geométricas y del orden del mundo. Ya que si juzgo que la cera es, o existe, porque la veo, se seguirá con mucha mayor evidencia que yo soy, o que existo yo mismo, por el hecho de que la veo. Veiem que totes les qualitats del tros de cera són canviants, però tot i així sempre diem que és la mateixa cera. A Descartes le agrada el método que ha forjado ya que con él está seguro de . De igual modo, el carácter sustancial de la extensión significará solamente la objetividad de ésta con respecto a los demás caracteres de los cuerpos, excluyendo cualquier sustrato. Pero yo ¿qué soy, ahora que supongo que hay alguien que es extremadamente poderoso y, si me atrevo a decirlo, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas y toda su industria en engañarme? Ahora bien, ya se ciertamente que soy, y que en conjunto se puede hacer que todas aquellas imágenes, y generalmente todas las cosas que se remiten a la naturaleza del cuerpo, no sean más que sueños o quimeras. No hay pues duda alguna de que existo, si me engaña; y que me engañe tanto como quiera, que nunca podría hacer que yo no fuera nada mientras yo pensara ser algo. ¿Qué es, pues, lo que podrá estimarse verdadero? En la sexta y última meditación, Descartes pasa al problema de la existencia de las cosas naturales. No soy, en absoluto, este ensamblaje de miembros que llamamos cuerpo humano; tampoco soy un aire separado y penetrante extendido por todos esos miembros; tampoco soy un viento, un aliento, un vapor, ni nada de todo lo que puedo fingir e imaginar, ya que he supuesto que todos eso no era nada y, sin modificar esta suposición, considero que no deja de ser cierto que soy algo. Pero ya he negado que tuviese sentidos o cuerpo alguno. Expuestos aquí brevemente, los hemos separado en tres conjuntos (separación que no impide, respetando la coherencia argumentativa del texto, que cada uno de ellos sea dependiente de los anteriores); señalar, antes que nada, el hecho de que Descartes utilice a lo largo de todo el texto la primera persona; dicha utilización, aparte de responder a una clara intención autobiográfica, es consustancial a su proceder filosófico: sólo de esta forma es posible la reflexión de un “yo” sobre sí mismo (su existencia y sus procesos cognoscitivos). Las fases del método cartesiano, expuestas brevemente, son cuatro: (1) la única aceptación de aquello que es evidente o imposible de poner en duda; (2) el análisis de las dificultades y su división en el mayor número de partes posibles; (3) la ordenación de las proposiciones y la deducción de lo relativo a partir de lo absoluto; y (4) la enumeración, con objeto de no omitir nada. Yo, al menos, ¿no soy algo? Los descubrimientos del “yo” individual se insertan en un proceso cultural y social que, sin anular la personalidad subjetiva del hombre, son enlazados por Descartes con otras evidencias, formando una dinámica independiente del “yo” concreto en que se engendraron. Hay que confesar que permanece y nadie lo puede negar. Pero, junto con la formulación de las reglas del método (tarea que desarrolla en su Discurso del método), Descartes debe fundamentar con una investigación metafísica el valor universal y absoluto de aquél. Pero no puedo impedirme creer que las cosas corporales, cuyas imágenes se forman en mi pensamiento, y que pertenecen a los sentidos, no sean conocidas más distintamente que esa no se qué parte de mí mismo que no pertenece en absoluto a la imaginación: aunque sea una cosa bien extraña, en efecto, que las cosas que encuentro dudosas y alejadas sean más claramente y más fácilmente conocidas por mí que las que son verdaderas y ciertas y que pertenecen a mi propia naturaleza. He aquí un ejemplo del proceso de inversión teológica que señalábamos más arriba: Dios deja de ser algo de lo que se habla para ser algo desde lo que se habla. Descartes considera que la libertad de la indiferencia (afección en la que la voluntad es cuando no se realiza por el conocimiento de lo que es verdad o seguir una de las partes sobre la otra) como el grado más bajo de la libertad. Volveré a azuzar mi imaginación para investigar si no soy algo más. Obra del pen­sador francés René Descartes (1596-1650), escrita en latín, entre 1628 y 1629, publicada en 1641, traducida después al francés en 1647. La meditación que hice ayer me ha llenado la mente de tantas dudas que, en adelante, ya no está en mi poder olvidarlas. 257-267. Pero juzgo que son verdaderos hombres, y así comprendo, por el solo poder de juzgar que reside en mi mente, lo que creía ver con mis ojos. En cuanto a la concepción cartesiana del hombre, la diferencia radical entre éste y las bestias se establece por la presencia del alma racional. De la naturaleza de la mente humana: que es más fácil de conocer que el cuerpo. En él se manifiesta la gran influencia que en aquel momento tenía en mí el pensamiento de Gustavo Bueno y sus discípulos, especialmente de Alberto Hidalgo, coautor de la Historia de la Filosofía de Anaya que tanto me impactó. Ahora bien ¿qué es esto: flexible y mutable? Percebendo que não havia resolvido-as, pois não encontrava certeza de nada mais nas coisas, se debruçou com vigor em seu projeto para descobrir algo seguro. No admito ahora, pues, nada que no sea necesariamente verdadero: yo no soy, pues, hablando con precisión, más que una cosa que piensa, es decir, una mente, un entendimiento o una razón, que son términos cuyo significado anteriormente me era desconocido. A segunda Meditação de Descartes. Es una cosa que duda, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina, también, y que siente. Filosofía 3º de B.U.P. Asignatura. No: si hay algo de lo que esté realmente convencido es de mi propia existencia. Uno de los rasgos caracterísiticos de la filosofía de Descartes, como se ha hecho ya notar, es su carácter autobiográfico; no pretende enseñar el método que cada uno debe seguir para conducir rectamente su razón, sino solamente “hacer ver de qué manera he podido conducir la mía”. Quizá ninguna otra cosa excepto que no hay nada cierto en el mundo. Las causas de la decadencia deben buscarse en el auge de los nacionalismos y las pugnas religiosas, en la dependencia de las universidades respecto de poderes ajenos, en el establecimiento de la censura previa, en la conversión de las universidades en centros de combate puestos al servicio de la integridad del mundo espiritual católico o protestante, entre otras. Ahora bien ¿qué es esta cera que sólo puede ser comprendida por el entendimiento o la mente? Descartes pretende en ésta segunda meditación partir de cero, como si volviera a nacer pero con la lucidez de una personacultivada. ANÁLISIS Y EXPLICACIÓN DEL TEXTO I. OBJETIVO Y PRINCIPIO DE LA REFLEXION DE R. DESCARTES Descartes ha descubierto que todo el patrimonio del conocimiento humano se asienta no sobre cimientos firmes sino sobre arena y barro; busca hallar un nuevo centro de gravedad en donde … Tal título nos da ya una idea de los problemas que el autor planteará y las cuestiones que se desarrollarán a lo largo de este texto. Sueño y vigilia. A partir de aquí Descartes desata una verborrea absurda con la que no aburriré al lector. Sin embargo, es preciso señalar que la justificación cartesiana de la existencia de Dios (a diferencia del argumento ontológico de San Anselmo) se lleva a cabo a partir de los presupuestos del método. Quizás era lo que pienso ahora, a saber, que la cera no era ni esa dulzura de la miel, ni ese agradable olor de las flores, ni esa blancura, ni esa figura, ni ese sonido, sino solamente un cuerpo que antes me aparecía bajo esas formas y que ahora se hace notar bajo otras. – ABBAGNANO, Nicolás: Historia de la Filosofía, tomo II, pgs.163-183. Pero, en fin, ¿qué diré de esta mente, es decir, de mí mismo? Josefa Jiménez. Si los cuerpos se representan al “yo” incluso contra su voluntad, es preciso reconocer su identidad independiente, capaz de producir las ideas. René Descartes, por tanto, tal como apunto Abbagnano, señala el paso definitivo del Renacimiento a la Edad Moderna. La segunda Meditación de Descartes lleva por título De la naturaleza del espírutu humano; y que es más fácil de conocer que el cuerpo. Tengo, pues, que estar de acuerdo, en que ni siquiera podría concebir lo que es esta cera mediante la imaginación, y que sólo mi entendimiento puede concebirlo; me refiero a este trozo de cera en particular, ya que por lo que respecta a la cera en general es aún más evidente. No obstante, no podría sorprenderme demasiado al considerar cuanta debilidad hay en mi mente, ni de la inclinación que la lleva insensiblemente al error. Considerémoslo atentamente y, separando todas las cosas que no pertenecen a la cera, veamos lo que queda. Ya que, aunque en silencio, considero todo esto en mí mismo, las palabras, no obstante, me confunden, y me veo casi engañado por los términos del lenguaje ordinario: pues decimos que "vemos" la misma cera, si se nos la presenta, y no que "juzgamos" que es la misma, que tiene el mismo color y la misma figura; de donde casi concluiría que conocemos la cera por la visión de los ojos, y no por la sola inspección de la mente, si no fuera que, por azar, veo desde la ventana hombres que pasan por la calle, a la vista de los cuales no dejo de decir que veo hombres, al igual que digo que veo la cera; y sin embargo ¿qué veo desde esta ventana sino sombreros y capas, que pueden cubrir espectros o imitaciones de hombres que se mueven mediante resortes? Título del libro Meditações metafísicas; Autor. ¿Diré que es un animal racional? Pero ¿y yo qué se si no hay ninguna otra cosa diferente de las que acabo de considerar inciertas y de la que no pueda tener la menor duda? En consecuencia, la Universidad europea no pudo acoger las corrientes científicas y filosóficas que, desprendidas del renacimiento, pugnaban por establecer un nuevo orden en el campo del pensamiento humano. Arquímedes, para mover el globo terrestre de su lugar y llevarlo a otro, sólo pedía un punto de apoyo firme y seguro. Supongo, pues, que todas las cosas que veo son falsas; y me persuado de que jamás ha existido nada de todo aquello que mi memoria, llena de mentiras, me representa; pienso que no tengo sentidos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar no son más que ficciones de mi mente. Otro es sentir, pero tampoco se puede sentir sin el cuerpo, además de que, anteriormente, he creído sentir varias veces cosas durante el sueño que, al despertarme, he reconocido no haber sentido en absoluto realmente. Meditación segunda. Primera meditación Conocimientos adquiridos por los sentidos. En nuestra lectura de las Meditaciones de Descartes, nos interesa prestar especial atención al itinerario reflexivo del yo, que se desplaza desde la situación concreta en la que se encuentra el filósofo cuando inicia el proceso, hacia el ámbito de la subjetividad fundante, el que será inaugurado por la operación misma de la meditación como forma de la reflexión filosófica. En palabras de Gustavo Bueno, “el pensamiento moderno rompe las cadenas teológicas del pensamiento y la razón recupera el estatuto de instancia suprema”. No hablo aquí de los cuerpos en general, ya que esa nociones generales son con frecuencia más confusas, sino de algún cuerpo en particular. ¿Qué es, pues, lo que se conocía de ese trozo de cera con tanta distinción? Pero lo que hay que recalcar es que su percepción, o bien la acción por la que se la percibe, no es una visión, ni un contacto, ni una imaginación, y que nunca lo ha sido, aunque lo pareciera así anteriormente, sino solamente una inspección de la mente, que puede ser imperfecta y confusa, como lo era antes, o bien clara y distinta, como lo es ahora, según que mi atención se dirija más o menos a las cosas que están en ella y de las que ella está compuesta. De cualquier modo, volviendo a la decadencia de las universidades, este proceso sí que tiene importancia al atender a la biografía y a la obra del autor que nos ocupa. ¿Qué es, pues, lo que soy? Ya que es de por sí evidente que soy yo quien duda, quien entiende y quien desea, que no es necesario añadir nada para explicarlo. A su vez, el Dios de Descartes no tiene otra finalidad que la de justificar el propio método, por una suerte de argumentación circular. Sin dificultad, he pensado que era un hombre. Por ello consideraré directamente lo que creía ser antes de que me adentrase en estos últimos pensamientos; y cercenaré de mis antiguas opiniones todo lo que puede ser combatido por las razones ya alegadas, de modo que no quede precisamente nada más que lo que es enteramente indudable. El procedimiento tendrá éxito si, reducido por la epojé el mundo de la conciencia a un mundo de puras ideas o esencias, se encuentra una idea o esencia que sea revelación inmediata de una existencia: tal es el caso del “yo”. Ya que, si tuviera en sí el poder de moverse, de sentir y de pensar, no creo en absoluto que se le debieran atribuir estas excelencias a la naturaleza corporal; al contrario, me extrañaría mucho ver que semejantes capacidades se encontraran en ciertos cuerpos. Además, Descartes considera que la primera causa del movimiento es Dios mismo, que al principio creó la materia con una determinada cantidad de reposo y movimiento y luego conserva en ella inmutable esa cantidad. Bibliografía. Y lo que he señalado aquí de la cera, puede aplicarse a todas las otras cosas que me son exteriores y que se encuentran fuera de mí. Tal retroceso, aunque de nefastas consecuencias para las Universidades, no impide la continuación de la revolución científica y filosófica que se había iniciado con el Renacimiento; revolución ésta que se cifra en el “despegue” de la ciencia y la filosofía tras su ruptura con la teología. Esta unidad de la razón (término que Descartes considera tanto en sentido pragmático como epistemológico) está tomada del estoicismo y constituye la condición necesaria para establecer un método, fundado en la unidad y simplicidad de la razón, y aplicable por tanto a todas las ciencias y las artes. pg. René Descartes. El análisis del trozo de cera: En este famoso texto que pertenece a la «Segunda Meditación», Descartes muestra que no conocemos mediante los sentidos sino por el entendimiento. No, ciertamente, probablemente exista, si me he persuadido, o solamente si he pensado algo. ¿Y qué es una cosa que piensa? Por lo que respecta al cuerpo, no dudaba de ningún modo de su naturaleza; ya que pensaba conocerlo muy distintamente y, si lo hubiera querido explicar según las nociones que tenía de él, lo hubiera descrito de este modo: por cuerpo entiendo todo lo que puede ser delimitado por alguna figura; que puede estar contenido en algún lugar y llenar un espacio, de tal modo que cualquier otro cuerpo quede excluido de él; que puede ser sentido, o por el tacto, o por la vista, o por el oído, o por el gusto, o por el olfato; que puede ser movido de distintas maneras, no por sí mismo, sino por alguna cosa externa por la que sea afectado y de la que reciba el impulso. Descartes considera que el sujeto pensante es una sustancia, si bien, al hacer esta identificación, redefine el concepto mismo de “sustancia” y le da una orientación en sentido contrario al de la escolástica: la sustancia del “yo” no implica la aceptación de ningún sustrato desconocido, sino que solamente expresa la relación intrínseca al “yo” entre evidencia y existencia. Por eso, superado el nivel estrictamente personal del “yo”, Descartes está en condiciones de afirmar que la razón que constituye la subjetividad humana es igual para todos los hombres. De modo que, tras haberlo pensado bien y haber examinado cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir finalmente y tener por constante que esta proposición: "Soy, existo" es necesariamente verdadera todas las veces que la pronuncio o que la concibo en mi mente. Ciertamente es la misma que veo, que toco, que imagino, y la misma que conocía desde el principio. Ya lo he dicho: una cosa que piensa. Simula no reconocer nada como cierto con el propósito de alcanzar la verdad. En la primera meditación,descartes dice que duda de todo y por lo tanto dice que la duda se tiene que elevar al extremo entonces empieza a dudar del conocimiento sensible y el racional hace unas criticas respecto a eso ,cuando critica el conocimiento sensible va a postular los argumentos del sentidos y del sueño en el argumento de los sentidos dice que todo lo que ha admitido como … Sin embargo, en la segunda meditación llega a una certeza, es decir, a una creencia de la que no es posible dudar.

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